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LA SEMANA SANTA DE ZAMORA

 

La primera referencia documental sobre la celebración de la Semana Santa en Zamora se remonta al siglo XIII. Durante los años de la Plena y Baja Edad Media, los monasterios y conventos zamoranos -en especial las órdenes mendicantes- organizaban desfiles procesionales en torno a sus claustros y calles. En aquel momento se trataba de mostrar al pueblo, con una marcada intención didáctica y espiritual, los pasajes de la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesucristo. La Semana Santa era un valioso catecismo que transmitía de forma impactante el mensaje cristiano.

A pesar del paso de los siglos, la ciudad de Zamora ha sabido respetar y mantener el carácter primigenio de sus procesiones: austeridad, silencio y oración; tres caracterí­sticas que, tal vez, se convierten en la mejor definición de la Semana Santa zamorana. 

El afianzamiento de esta celebración se produce durante el siglo XIX. En esta centuria confluyen una serie de factores que serán determinantes: impulso de la burguesí­a zamorana (que se responsabiliza de la marcha de las cofradí­as); el trabajo del imaginero Ramón Álvarez y de su escuela; y la fundación de la Junta Pro Semana Santa de Zamora por parte de Ursicino Álvarez, alcalde de la ciudad. Comienza entonces una incesante labor que llegaría a convertir a la Semana Santa en la "semana grande" de Zamora.

La antigüedad de sus cofradí­as se complementa de manera perfecta con la calidad de los grupos escultóricos. El Museo de Semana Santa, ubicado en el casco románico de la ciudad, alberga treinta y siete "pasos" que ofrecen secuencialmente el relato de la Pasión. Ramón Álvarez fue el escultor más prolífico para la Semana Santa, combinando la madera y las telas encoladas de manera sorprendente. También destaca Mariano Benlliure, quien trabajó para la Semana Santa y cuya obra se puede contemplar en este peculiar museo.

El visitante que llega por primera vez a la Semana Santa de Zamora quedará asombrado por los contrastes de la celebración. Las Hermandades Penitenciales desfilan en las noches y madrugadas; cientos de hermanos acompañan con los pies descalzos y un sencillo hachón a valiosísimas imágenes de crucificados que se veneran durante el resto del año en las parroquias de la ciudad. Ese silencio y recogimiento nocturno contrasta con la música y la luminosidad de las procesiones diurnas, sin perder por ello un ápice del dramatismo de la representación.

La Semana Santa de Zamora, declarada de Interés Turí­stico Internacional desde 1986, se caracteriza por mantener viejas costumbres, tradiciones y personajes, como "El Barandales" y "El Merlu", que preceden y anuncian sonoramente el cortejo que llega por detrás. La Procesión del Silencio y la Toma del Juramento tienen, incluso, connotaciones legendarias.

Incluso los penitentes que salen del barrio de Olivares y van hacia la catedral, para regresar posteriormente, visten la capa parda alistana y alumbran su camino con un farol.

Momentos musicados de especial interés: la salida en madrugada del Viernes Santos del paso Camino del Calvario, conocido popularmente con el nombre de El Cinco de Copas que, cuando pasa por el arco de la iglesia de San Juan de la Puerta Nueva, es enjoyado con la marcha fúnebre de Sigismond Thalberg. Otro momento destacado es el salmo penitencial del Miserere, en la procesión del Yacente. Sin olvidar la Procesión de la Buena Muerte, formada por cofrades que visten hábito de monjes y portan teas encendidas.

La música en la Semana Santa de Zamora forma parte esencial: cantos corales y gregorianos que sobrecogen a los espectadores, marchas fúnebres, toques de viático Una extraordinaria "banda sonora" compuesta para mayor esplendor de los desfiles procesionales.

Fuente: www.zamora-turismo.com

THE HOLY WEEK OF ZAMORA

The first documentary reference on the celebration of Holy Week in Zamora dates back to the 13th century. During the years of the Full and Late Middle Ages, Zamoran monasteries and convents - especially the mendicant orders - organized processional parades around their cloisters and streets. At that time it was a matter of showing the people, with a marked didactic and spiritual intention, the passages of the Passion, Death and Resurrection of Jesus Christ. Holy Week was a valuable catechism that transmitted in a striking way the Christian message.

Despite the passing of centuries, the city of Zamora has managed to respect and maintain the primordial character of its processions: austerity, silence and prayer; Three characteristics that, perhaps, become the best definition of the Zamoran Holy Week.

The consolidation of this celebration takes place during the nineteenth century. In this century there are a number of factors that will be decisive: impulse of the Zamoran bourgeoisie (which is responsible for the march of the brotherhoods); The work of the imagero Ramón Álvarez and his school; And the foundation of the Board Pro Semana Santa de Zamora by Ursicino Ávdvarez, mayor of the city. Then began an unceasing work that would turn the Holy Week into the "big week" of Zamora.

The antiquity of their brotherhoods is complemented perfectly by the quality of the sculptural groups. The Holy Week Museum, located in the Romanesque hull of the city, houses thirty-seven "steps" that sequentially offer the story of the Passion. Ramón Á ?? lvarez was the most prolific sculptor for Easter, combining wood and glued fabrics in a surprising way. Also Mariano Benlliure, who worked for Easter and whose work can be seen in this peculiar museum.

The visitor who arrives for the first time to the Holy Week of Zamora will be astonished by the contrasts of the celebration. The Penitential Brotherhoods parade at night and dawn; Hundreds of brothers accompany with bare feet and a simple hachón to valuable images of crucified that are venerated during the rest of the year in the parishes of the city. That silence and nocturnal recollection contrasts with the music and the luminosity of the daytime processions, without losing an iota of the drama of representation.

The Holy Week of Zamora, declared of International Tourist Interest since 1986, is characterized by maintaining old customs, traditions and characters, such as "El Barandales" and "El Merlu", which precede and soundly announce the procession that comes from behind. The Procession of Silence and the Taking of the Pledge have even legendary connotations.

Even the penitents who leave the neighborhood of Olivares and go to the cathedral, to return later, wear the Alistane brown coat and light their way with a lantern.

Musical moments of special interest: the early morning departure of Good Friday from Camino de Calvario, popularly known as El Cinco de Cupas, which, when passing through the arch of the church of San Juan de la Puerta Nueva, is jeweled with The funeral march of Sigismond Thalberg. Another outstanding moment is the penitential psalm of Miserere, in the procession of the Yacente. Not to mention the Procession of the Good Death, formed by friars who dress in monks' habits and carry torches.

Music in the Holy Week of Zamora is an essential part: chorales and Gregorian chants that overtake spectators, funeral marches, touches of viaticum An extraordinary "soundtrack" composed for greater splendor of processional parades.

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